Gracias muchas gracias comprendí que Tanatología es un manera mejor de vivir para saber vivir la realidad y aceptar el fin guardando un tesoro de bien vividas y amadas bendiciones.

Como exalumna he de comentar que el diplomado de Tanatología cambio mi vida en 360 grados. La enseñanza fue profunda, profesional con una ética impresionante. Las maestras dominan el tema al 100 y son tan empáticas en sus enseñanzas ya que al compartir experiencias de vida ya no te sientes tan vulnerable para exponer tus inquietudes. Sus clase son muy fáciles de entender y el plan de estudio y contenido es completo. Aprendí muchísimo de ella sobre todo a ser más empáticas con los demás. Cada que salía de clases salía muy motivada y quería compartir mis conocimientos nuevos adquiridos a mi familia. Siempre con esperanza de que si se. Podía ver la vida de otra manera al igual qué la muerte y todo tipo de pérdidas. El diplomado me ayudó por mucho para sobrellevar mis propias perdidas. Ame el diplomado, ame a las maestras ame la Tanatología pero sobre todo aprendí amarme a mi misma desde dentro de mi corazón.

Hola, para mí Lhogros es una de las mejores escuelas a las q he asistido. Siempre están en busca de la excelencia y la relación entre alumnos y maestros va mucho más allá, crean vínculos maravillosos. Lhogros fue en mi vida un parteaguas 100% positivo. Gracias, gracias, gracias!

Mi curso de tanatología me ha dado los conocimientos y herramientas que necesito para ayudar a las personas que me rodean, pues TODOS a lo largo de nuestra vida hemos transitado por diversos tipos de pérdidas y el manejo informado (multidisciplinario) es básico para conocer las etapas del duelo, que se recomienda hacer, cuanto ‘dura’ aproximadamente un duelo, que no sea patológico o muy prolongado, cómo abordar a las personas que están sufriendo, tener la humildad de detectar qué necesitan otro tipo de ayuda especializada y profesional, etc. La Tanatología me ha sido de mucha utilidad y considero que debería ser parte de la educación integral de todo ser humano al igual que el desarrollo de la inteligencia emocional, y por desgracia no está incluida aunque hay pocos avances en este sentido. Mi Curso de Tanatología también me ayudó a comprender mis propios duelos y he podido aconsejar mejor a las personas que intuyo necesitan acompañamiento respetuoso y transmitirles que es normal que se sientan así, que no repriman sus sentimientos y sobre todo dejarlas hablar pues estoy convencida que ‘una pena compartida es una pena disminuida’ como acertadamente me lo indicaron las Maestras Gaby y Lili, además de que un abrazo sincero comunica ‘aquí estoy, no estás solo’ y que este simple abrazo hace milagros. La Tanatología me ha permitido ver la vida desde otra perspectiva, que es la de ayudar y brindar amor a nuestros semejantes cuando lo soliciten y estén vulnerables, como atinadamente lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”, pues finalmente todos somos uno con la Fuente Universal o Dios. Me siento contenta de poder ayudar en mi pequeño núcleo social y si todos hacemos algo positivo ayudando, esto generará que la suma de todos estos pequeños esfuerzos se multipliquen e inspiren a más personas, lo que resultará en un mundo más empático y con más amor. Doy gracias a mis Maestras de Tanatología por su paciencia y esmero pues para mí es una área diametralmente opuesta a mi carrera, sin embargo, Dios me llama por este sendero y con gusto lo hago. Mil Gracias y Dios las Bendiga!

La tanatología me movió por dentro. Y para bien. Estudiarla fue como ponerle luz a algo que no entendía del todo: el duelo por mis abuelos, que murieron con solo 15 días de diferencia por COVID. Fue duro, pero también un parteaguas. La tanatología no solo complementó mi carrera en Psicología… la volvió más humana, más real. Me dio palabras, herramientas y también muchos silencios necesarios. Y si algo hizo que este proceso fuera aún más especial, fue haberlo estudiado en Lhogros. No fue cualquier diplomado. Fue una experiencia que me marcó gracias a dos maestras increíbles: Gaby y Lili. Sin ellas, el aprendizaje no hubiera sido el mismo. Y aunque el curso ya terminó, muchas veces me sigo sintiendo acompañada por todo lo que me dejaron. Gracias de corazón por tanto 💛

Para mí fue de mucha ayuda para comprender y aceptar que mi mamá tiene Alzheimer y así podíamos aprovechar el tiempo con ella al máximo mi familia. Luego con su muerte entendí que fue para su alivio y el de mi hermana que fue la cuidadora principal. Me sirvió mucho. Gracias.